domingo, 10 de abril de 2016

PERDIDO

Como además de cuentacuentos, soy madre, quiero compartir con vosotros una experiencia que he vivido hoy. Como era Domingo y amenazaba lluvia, fuimos al centro comercial, a una zona recreativa para niños.
Hubo un momento en el que ví a una mamá con dos niños y que de pronto se marcha sólo con uno. Le digo al que se queda que se va su mami y me dice, con su lengua de trapo, que esa no es su mamá. Qué? No puede ser. Pero así es. Miro a mi alrededor y no parece haber ningún padre buscando niño. Le pregunto su nombre, se llama Pablo y tiene tres años. Importante que os quedéis con el dato de su edad. Total que le digo que vamos a buscar a su mamá y le tiendo la mano. Y aquí viene mi odisea. El niño que me dice que no se viene conmigo. Genial; tengo otro problema, porque el niño sale corriendo y tengo que cogerle porque está a punto de tener un accidente por unas escaleras. El niño se defiende como puede, no quiere venir conmigo, y me parece bien, pero me niego a dejarle sólo. Pero claro, al final voy a conseguir que me detengan por intento de secuestro. Veo a una dependienta y le cuento que el niño está sin padres. Ella coge al niño en brazos y en la cara de Pablo veo un miedo atroz reflejado. Con todas sus fuerzas araña la cara de la dependienta.La pobre me odia por meterla en ese lío con la fiera del niño. Al final Pablo patalea de mi mano, pero consigo que no se escape de ella. La dependienta da aviso a un compañero, que a su vez hace una llamada por megafonía a los papás de Pablo. Minutos angustiosos. El niño sigue revolviendose y los padres no aparecen. De pronto, una empleada de una tienda, dice que cree haber visto a Pablo ésta mañana, con un matrimonio que se encuentra en la zona de bolas infantiles. Vamos hacia allá con Pablo llorando y dando gritos. Cada vez está más asustado. Y nosotras más preocupadas. Y allí nos señalan al que puede ser su padre, que ni nos ha visto venir y eso que el niño está rojo de tanto gritar.
Finalmente, sí es su padre. Un padre que, ni se había dado cuenta que hace, mínimo media hora, que el niño no estaba y que sigue hablando con un amigo, como si fuera lo más normal del mundo. Ni gracias a nosotras, ni un abrazo al niño ni nada. Hala a jugar a las bolas. Pues vale.
Y yo me quedo con una extraña sensación. Pablo no se iba con extraños y se defendió como pudo, y muy bien, de los que quisieron "llevársele". Nos costó lo nuestro. Y os aseguro que una sola persona no hubiera podido con él. Estaba aterrado, pero se enfrentó a todas nosotras. Y los vuestros...cómo reaccionarían? La pregunta es retórica, por no dar pistas a los malos. Pero la mayoría seguro que darían la mano a quién se la tiende para ayudarles.

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