lunes, 12 de marzo de 2018

Adiós Pescadito Gabriel

No he podido dormir bien.
Todo el país es un mar de pececitos, con el corazón herido.
Mi mente no dejaba de darle vueltas. Pobre pececito, inocente.
La maldad humana no tiene límites, por mucho que nos preparemos para la vida, para todas esas injusticias y todo el daño que nos harán, suceden cosas que te abofetean tan fuerte que sacuden tu mundo.
Todos somos los padres de Gabriel, amando hasta el infinito a su hijo y todos nuestros hijos han sido Gabriel, porque todos hemos pensado que podía haberles pasado a los nuestros. Y todos, esta noche, hemos abrazado muy fuerte a nuestros niños, sintiendo su olor y su calor. Estaban a salvo. Los padres de Gabriel no han podido.
Y hoy con las primeras luces de la mañana, me hubiera gustado que todo hubiera sido una terrible pesadilla. Que todo pueda ser como en los cuentos, que los malos reciban su justo castigo. Pero no hay final feliz, porque no hay final para el vacío que ha dejado en sus padres. Tampoco hay justicia, porque nuestra legislación permitirá que su "presunta" asesina, pueda salir en unos años de la cárcel, donde habrá vivido tranquila.
Y podrá vivir. Algo que el pececito ya no podrá porque se lo comió un tiburón.

Nada en tu mar de sueños dulce Gabriel.




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