Cuando un niño se encuentra ante una narración, no sólo logramos estimular su imaginación, sino que le estámos ayudando a desarrollarse intelectualmente, ejercitando su memoria, enriqueciendo su vocabulario, enseñándole a escuchar atentamente y a ser paciente.
La narración de un cuento es un acontecimiento interpersonal adulto-niño que permite la participación de ambas partes, fortaleciendo vínculos.El niño necesita implicarse en la historia y nos hará todo tipo de preguntas e incluso ideará un final rápido.
Los cuentos se desarrollan en el mismo plano emocional y psicólogico que los niños por lo que a través de ellos reconocen sentimientos e impulsos y se les ofrece solución a sus conflictos.Las situaciones y reacciones cotidianas de un niño, vividas a través de los personajes, permiten al niño comprender y/o dominar algo que puede estar angustiandole. Quiero destacar que los héroes de los cuentos no se equivocan en sus apreciaciones, algo que sí podemos hacer los adultos bajo el prisma del niño.
Los cuentos también proporcionan seguridad al niño porque le ofrecen esperanzas de futuro y solución a sus inquietudes.
El cuento posee un poder increíble porque el mensaje que se desprende de ellos está oculto y en él se fomentan valores como el amor y la amistad o la diferencia entre el bien y el mal.
Por último, debo insistir en la importancia del final feliz, porque de no ser así, el niño siente que no hay esperanza para sus problemas. Si el cuento ha sido narrado antes de acostarse, el final feliz le ayudará a dormir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario